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¿En serio, ermita de San Jorge o de San Salvador?


No voy a descubrir a nadie nada nuevo sobre la más que conocida Ermita de San Jorge (Siglo XIV-XV), que se encuentra situada junto al Torreón de los Mogollones, a unos quince kilómetros de Cáceres, y que tantas veces ha sido noticia en prensa regional en los últimos 30 años por las lamentables condiciones de conservación de la estructura y de los frescos de Juan de Ribera, y que parece que al fin la Junta de Extremadura, con toda la calma del mundo, se ha comprometido a salvar de un más que seguro derrumbe más pronto que tarde.

El caso es que hay un detalle que siempre me ha llamado la atención sobre esta maltrecha ermita: si realizamos un búsqueda en Google vemos que un grandísimo porcentaje de webs se refieren a ella como ermita “de San Jorge, también conocida como ermita de El Salvador” (o de San Salvador).

si buceamos en la bibliografía existente sobre la ermita desde principios del Siglo XX comprobamos que numerosos y afamados estudiosos se refieren a la ermita con esa doble denominación. Y yo, que me matará la curiosidad igual que al gato (¡qué gran banda Curiosity killed the cat!), siempre me he preguntado porqué tiene dos nombres la ermita, así que decidí ahondar en el tema, con más pereza que otra cosa, porque a mí lo que me mola es pisar campo y no rebuscar en webs, libros, revistas especializadas y demás.

Una vez que empiezas a leer sobre la ermita no hay que ser muy perspicaz para percatarte de que la ermita de San Jorge puede que ni siguiera fuera una ermita y de que caso de que lo fuera es discutible que se llamara alguna vez Ermita de San Jorge. Son, como digo, como mínimo discutibles ambas afirmaciones. Lo que no es discutible, descubrí sin tener que esforzarme demasiado, es que sin duda alguna NUNCA ha sido la Ermita de San Salvador. ¿Y cómo puedo estar tan seguro? Pues sencillamente porque la ermita de San Salvador estaba 3 kilómetros al Sureste de la Ermita de San Jorge, al otro lado de la carretera nacional N-523, a mitad de camino entre las Casas Fuertes de las Seguras y la Casa del Aire. De hecho, he pisado sus ruinas (después de este golpe de efecto es cuando tenéis que abrir los ojos como platos y prestar más atención a este texto que empezaba a aburriros, reconocedlo…)

Quién fue el primer estudioso que erróneamente interpretó un texto antiguo y nombró la ermita como “de San Jorge o El Salvador” es algo que no he conseguido comprobar. O quizá si, pero no quiero meterme en ese sembrado sin necesidad, ya que no me apetece salir escaldado. Y ese error ha sido replicado hasta la saciedad en los últimos cien años (y los que nos quedan) por numerosos autores que no se han molestado en comprobar su veracidad. Yo, un pobre farraguas friki-cutre-investigador-curioso, he cumplido conmigo mismo y allá cada cual con su sentido de la rigurosidad histórica.

Solo reseñar que el error de la doble denominación es muy probable que provenga de una interpretación inexacta del siguiente texto que figura en el testamento de Rodrigo de Ovando, constructor de la Casa Fuerte de las Seguras: : “...valle que dicen de San Salvador o de la iglesia de San Salvador situada en las inmediaciones…”, identificando erróneamente la “iglesia de San Salvador” con la denominada  actualmente ermita de San Jorge.

La pista definitiva ha sido una foto (que me han hecho llegar dos personas diferentes con las que he tratado someramente el tema) que ilustra un artículo corto de Tomás Martín Gil en la Revista de Estudios Extremeños  (Centro de Estudios Extremeños) del año 1936 y que reproduzco a continuación:


A la breve descripción de la ermita “llamada de El Salvador”  se acompaña una fotografía de la misma:

La fotografia evidencia que la ermita de El Salvador no tiene nada que ver con la ermita de San Jorge. Pero entonces…¿dónde estaba situada?, pensé. Porque era evidente que ya no existía, jamás había oido hablar de ella ni visto por la zona ninguna construcción parecida. Según el artículo de Martín Gil se encontraba “en un terreno junto a la finca Las Seguras”. Lo lógico sería pensar que se acabó demoliendo lo que quedaba en pie  y reutilizando las grandes piedras de cantería que se aprecian en la fotografía en alguna rehabilitación de las muchas que han sufrido las diferentes casas de Las Seguras, no dejando rastro de la antigua ermita. 

Pero no quería resignarme a dejar las pesquisas a medias sin averiguar el lugar exacto en el que se encontraba la ermita de El Salvador, así que confié en encontrar alguna pista en una prospección por las diferentes y  benditas cartografías históricas del término municipal de Cáceres (ya accesibles desde casa con una servesita -gallega, of course-  en la mano mientras ojeas webs como la Sede Electrónica del Catastro o el visor de caminos públicos del impagable SIG del Ayuntamiento de Cáceres, entre otras).

Sin demasiado esfuerzo ya podemos ver que en la edición actual del Mapa Topográfico del Instituto Geográfico Nacional el paraje de “S. Salvador” no se encuentra al oeste de la carretera nacional N-523, que es donde se sitúa la ermita de San Jorge, sino al otro lado de dicha carretera, al sur de las casas de Las Seguras, pero sin nada que marque una construcción en ese paraje:

Si nos remontamos a cartografías anteriores vemos que en las minutas preparatorias de la primera edición del Mapa Topográfico Nacional (MTN) aparece un ramal actualmente inexistente que partía del camino que va desde las Seguras hacia el Sur de la Casa del Aire. Al borde de este ramal figura el texto “Ermita en ruinas” y el emplazamiento de la construcción, y muy cerca el rótulo “Pozo S. Salvador”. Estas minutas pueden ser bastante anteriores, incluso décadas, a la primera edición de esta hoja del MTN, que data de 1936.

Minutas del MTN:

Primera edición del MTN:

En las ortofotografías de la zona, como ya he apuntado, no se aprecia rastro alguno del camino que discurría junto a la ermita. Pero sí que se perciben lo que pudieran ser los restos de una construcción:

Así que, una vez realizados con más o menos diligencia y esmero los enojosos trabajos de documentación, ya solo me quedaba lo bueno: calzarme las botas de senderismo, colgarme la mochila de fotografía y partir hacia la aventura (aquí viene un gif de Indiana Jones…).

Aparqué  el coche junto a  las Casas de las Seguras y me encaminé por el camino que va hacia la Casa del Aire, cuyo tramo inicial es una estrecha calleja llena de excrementos de vaca que maldita sea la hora en la que dos días antes metí las botas en la lavadora.

Unos 500 metros más adelante la calleja era mucho más ancha y me topé con el precioso pozo de planta cuadrada que en los planos llaman de San Salvador, justo antes de otra cancela que cortaba la calleja. En estas fotografías del pozo se aprecia, al fondo, la Casa del Aire:

En la finca que se encontraba a mi derecha efectivamente, como esperaba,  no encontré rastro alguno del camino que aparecía en los primeros planos del MTN. Me dirigí campo a trávés hacia el lugar donde supuestamente se encontraban las ruinas de la ermita (ya llevaba las coordenadas en mi movil, soy bien hecho -a veces-) y en el trayecto me fui encontrando en el suelo dispersos restos de piedras de cantería que indicaban que por allí cerca hubo una construcción de cierta entidad, así como fragmentos de ladrillos y tejas incrustados en la pared de la finca:

Y por fin llegué a mi destino y contemplé la desoladora imagen de los restos de la  ermita, que ahora no son más que un montón de escombros cubiertos de matorrales del que aún quieren asomarse grandes piedras cuidadosamente labradas y sólidos ladrillos de barro cocido:

Pasé un buen rato intentando descifrar la configuración de los restos y la orientación de la ermita, y tras un breve vagabundeo por los alrededores, en el que no encontré nada nuevo reseñable,  emprendí el regreso al coche volviendo sobre mis pasos, con una mezcla de satisfacción por haber corroborado y documentado que San Jorge y San Salvador eran dos ermitas distintas,  y por otra parte con un regusto amargo al comprobar cómo nuestro patrimonio histórico, en este caso una humilde pero hermosa ermita del Siglo XV o XVI según Martín Gil, que hace menos de cien años estaba en pie, va desapareciendo y olvidándose sin remedio y sin que a casi nadie le importe demasiado.



Comentarios

  1. Muy buen trabajo Juanma. Enhorabuena.

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  2. Muy bueno Juanma,
    Se te estaba desarrollando, poco a poco ese olfato de sabueso, pero con este caso, ya eres un magnífico perro de presa. Es muy interesante es artículo, en el que junto a las pesquisas histórico-cartográficas, hay una muy buena colección gráfica que corrobora lo que poco a poco vas sacando a la luz. Es muy interesante. Lo único malo, tal y como dices, es comprobar que "nuestra" desidia ha vuelto a permitir que se pierda una antigua construcción.
    No vuelvas a lavar las zapatillas. Mas bien al revés, mánchalas mucho, por este tipo de actividad.
    Gracias por seguir persiguiendo rastros.
    G. Acevedo

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